jueves, 7 de noviembre de 2013

Extrañando a Dios

Cuando era una bebé, me cuenta mi mamá que en el atardecer de cada día, yo lloraba con mucha tristeza y nadie entendía que me pasaba,... luego, cuando ya fui más grandecita cuatro o cinco  años ya no lloraba, pero recuerdo sentir una tristeza y un vacío enormes, mucha soledad .... con los años, eso ha ido pasando poco a poco, pero a veces... todavía me sucede.


Cuando nació mi sobrinito Sebastián como al año más o menos mi mamá y yo notamos que le pasaba lo mismo. En el atardecer de pronto lloraba con mucha tristeza.
Asi que cada vez que podía estar cerca de él a esa hora lo abrazaba y lo besaba mucho, para consolarlo,

Ahora mi hijito Nicolás, ya tiene tres añitos y desde que nació fue asi, lo notaba en sus ojitos, en el atardecer,  se ponían muy  muy tristes y luego empezaba a llorar y  me costaba mucho calmarlo, lo abrazaba mucho, lo besaba le decía que todo estaba bien, le cantaba... lo mecía,  después al año y dos años le pasaba sólo cuando no estábamos en casa, a esa hora se ponía triste y quería que volvamos a casa,  entonces lo consolaba igual le cantaba una canción que le gusta mucho  se tranquilizaba y poco a poco volvía ser el niño feliz que es.

Ahora cada vez  es  menos,  es muy raro, pero cuando le pasa viene a mis brazos y se acurruca en ellos y me pide que le cante una canción....





te ha pasado alguna vez?

bueno hace unos meses supe de un libro hermoso, y lo leí, de una.
Se llama Vengo del Sol, tal vez has escuchado hablar de él o lo leíste si no aquí te explico,  es una recopilación de notas que hicieron unos padres sobre lo que les decía su hijito desde los 3 años a los 10. El niño se llama Flavio Cabobianco.

Un niño, con conciencia despierta, que se acordaba, de su vida antes de venir a este mundo y más.
aquí les dejo un extracto del maravilloso y entrañable libro:


Solo de Dios

Notas de papá
Verano, 1987
Praia dos Ingleses,
Florianópolis. 

Al atardecer paseo con Flavio junto al mar.
Papá — ¿Qué te pasa  Flavio, que te veo triste?
Flavio — Me siento solo.
Papá — No estás solo;  estás conmigo, estás con mamá, con tu hermano, y todos te queremos mucho.
¿Extrañás la casa de Buenos Aires?
 
Flavio se detiene, me mira con los ojos llenos de lágrimas, y dice entre sollozos:
 — No entendés. Nadie entiende. No me siento solo de humanos;   me siento solo de Dios;   no se puede comparar.
 
A esta hora, cuando el Sol se va y  todavía no se ven las estrellas ni la Luna, extraño a Dios.

Flavio parece más pequeñito aún frente a la  inmensidad del mar, en la  playa desierta. Trato de consolarlo abrazándolo, pero siento que sólo su cuerpo está ahí. Se abandona a mis brazos  pero está muy lejos. Hasta que con un profundo suspiro, se seca las lágrimas y regresa. Me dice: — Papá, volvamos a casa
 
Flavio, 6 años


Este es Flavio Cabobianco, creo que aqui tenía 10 años.



No hay comentarios.: